Cecilia Flores Rueda

Fundadora del Despacho FloresRueda Abogados

“No se trata de relegar a los hombres, sino de sumar energías para lograr el desarrollo de nuestro país. Estoy convencida de que juntos, mujeres y hombres, lograremos un México mejor.”

Posgrado en Derecho Comercial Internacional por la Universidad Panamericana, Maestra en Derecho Internacional por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Concentra su práctica profesional en resolución de controversias bajo distintos reglamentos de procedimientos, en casos nacionales e internacionales, así́ como procedimientos de amparo y litigio civil y mercantil ante tribunales locales y federales. Su experiencia como árbitro y representante de parte abarca diferentes materias, entre las que figuran construcción, incluyendo obra pública y privada, proyectos de infraestructura, generación de energía eléctrica, gas, energías limpias y casos en donde interviene el Estado (derecho administrativo). Asimismo, conflictos entre accionistas, fusiones y adquisiciones, fideicomisos, joint ventures, compraventa internacional de mercadurías, distribución y comisión, franquicias, transporte y logística, seguros y reaseguro, comercio electrónico, propiedad intelectual y transacciones comerciales en general. Fue reconocida por Chambers Latin America, Leaders League y Who’s Who Legal en las categorías de Arbitraje Internacional y Litigio. En 2014 fue galardonada con la Medalla al Mérito por la Comisión Interamericana de Arbitraje Comercial (CIAC) por su carrera sobresaliente en arbitraje. Actualmente, colabora como asesora (counsel) del Institute for Transnational Arbitration (ITA), es miembro del Comité 31.22 del T-MEC.

Si bien es cierto que actualmente las mujeres ocupamos cargos importantes, nos desempeñamos en distintos sectores de la sociedad, ¡incluso votamos!, algo que apenas hace unos años no era posible, también lo es que todavía falta mucho trabajo por hacer. Aún tenemos como reto eliminar la brecha salarial, las mujeres reciben una remuneración menor a la de los hombres en un mismo cargo y desempeñando las mismas funciones, sólo por el hecho de ser mujeres. Eliminar estas diferencias es trabajo de hombres y mujeres, pero nosotras, que hemos conquistado posiciones estratégicas o puestos directivos, debemos provocar el cambio en lugar de asumir posturas “machistas”. Tenemos la obligación de tenderles la mano y ayudar a nuestras colegas, identificando las brechas que encontremos en nuestro entorno laboral y hacer todo para eliminarlas. También hay que erradicar el acoso laboral, trabajar por atacar este problema de diferentes maneras, principalmente se deben establecer y promover mecanismos dentro de los centros de trabajo para denunciar y que exista un mensaje claro de que esa situación no se tolera y se castiga. No esperar a que el acoso se presente, sino tomar medidas de prevención y educar, y cuando ocurra, el acoso laboral no debe quedar impune.

El desarrollo adecuado de México no es posible sin las mujeres, simplemente porque representamos el 51 % de la población nacional. Las mujeres conformamos la mayoría del estudiantado en un gran número de universidades, tenemos participación en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, ocupamos cargos de dirección en grandes empresas y somos abogadas en firmas prominentes. Nuestra voz, nuestras demandas y nuestro trabajo, son las de la mitad del país. Siendo un grupo en desventaja, tenemos una visión particular de los retos. Debo aclarar que no se trata de relegar a los hombres, sino de sumar energías para lograr un mismo fin: el desarrollo adecuado de nuestro país. Estoy convencida de que juntos, mujeres y hombres, lograremos un México mejor. 

Hace varios años tuve la oportunidad de romper con uno de esos obstáculos que llamamos “techo de cristal” cuando me convertí en socia de un despacho de abogados, en aquel entonces ser socia no era algo común. Desde el primer día trabajé con gran dedicación y alegría, sin embargo, al poco tiempo me di cuenta de que faltaban mujeres en cargos similares que pudieran compartir su experiencia conmigo. 

Afortunadamente, las cosas comienzan a ser diferentes, ya existe un camino conocido por un número limitado, pero considerable, de mujeres. Contamos con varias asociaciones nacionales e internacionales de abogadas que se apoyan con sororidad y comparten sus experiencias, por ejemplo, Arbitral Women y Abogadas Mx. Estas y otras asociaciones han creado foros de discusión jurídica y espacios de reflexión e intercambio de ideas y experiencias sobre lo que significa ser abogada. Así han surgido los programas de mentoría, donde las abogadas más experimentadas dan consejo a las más jóvenes. Esto me encanta porque de poco sirve el trabajo que hacemos si no hay quien lo continúe.