María del Mar Salafranca Pérez

Magistrada Unitaria Agraria con sede en Toluca, Estado de México

“Un reto importante para la justicia agraria es el empoderamiento de la mujer rural, ya que por cada diez sujetos agrarios, siete son hombres, lo que implica que aun cuando las mujeres trabajan la tierra, no son propietarias.”

Licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana, Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM. Maestra en Administración Pública y Políticas Públicas por el Tecnológico de Monterrey, Maestra en Prevención de Violencia de Género por la Universidad de Salamanca. Diplomada en Public Policy Challenges por la John F. Kennedy School of Government, Harvard University; en Innovación y Gestión Judicial Tecnológica por la Universidad Champagnat; y en Discapacidad Auditiva por la Universidad Tech. Fue Coordinadora del Comité de Igualdad de Género de los Tribunales Agrarios (2018-2021) y Coordinadora del Foro “El Empoderamiento de la Mujer Rural”, con la participación de la Dra. Rigoberta Menchú Túm (2019).

Es innegable que si bien la igualdad de género ha avanzado, aún nos queda un largo camino por andar, deconstruyendo estereotipos y roles para cerrar brechas y así materializar la tutela plena de derechos como igualdad de salarios, pugnar por un acceso paritario en puestos de toma de decisión, dejar atrás la idea de que las mujeres debemos escoger entre los cuidados de nuestro hogar o el éxito profesional. Generar sinergias que respondan a necesidades actuales como es el tránsito hacia una justicia digital y ser agentes de cambio para erradicar todo tipo de violencia contra la mujer.

Las abogadas en México debemos desempeñar un papel proactivo en el que fomentemos la sororidad y la solidaridad, generando acciones afirmativas para cerrar brechas de desigualdad de las mujeres en todos los ámbitos, ser ejemplos de ética, transparencia y profesionalismo, implementando estrategias transversales para combatir las barreras que generan las interseccionalidades, impartiendo justicia con perspectiva de género, empoderando a través de un acceso pleno a sus derechos a  las mujeres rurales, promoviendo la inclusión efectiva de quienes tienen algún tipo de discapacidad, visibilizar y coadyuvar a que las mujeres rompan círculos de violencia en todas las esferas tanto pública como privada, para alcanzar una sociedad más justa, igualitaria e incluyente.

En el marco del Día Naranja tuve la oportunidad de llevar a cabo una jornada en la que se desahogaron únicamente audiencias de asuntos promovidos por mujeres, emitiendo en la propia diligencia, sentencia que otorgó la calidad agraria por sucesión a cincuenta mujeres de una comunidad mazahua, brindando con ello  la posibilidad de que tengan una participación plena al interior de la comunidad y para poder acceder a puestos de representación en los comisariados.