Marina Hurtado Cruz

Socia del Despacho Baker McKenzie en el Área de Propiedad Intelectual

“Invito a todas las abogadas y abogados a que participen en iniciativas de diversidad e inclusión dentro de sus organizaciones, si no cuentan con ellas, que trabajen para generarlas y promoverlas.”

Licenciada en Derecho por la UNAM, Maestra en Propiedad Intelectual por el Munich Intellectual Property Law Center, especialista en Derecho Sanitario y Energético. Lidera la práctica de patentes en México, con más de una década de experiencia en el manejo de asuntos complejos de propiedad intelectual. Fue nombrada asesora externa de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México en temas de propiedad intelectual. Ha sido galardonada con los reconocimientos Patent Star por Managing Intellectual Property, Next Generation Partner por The Legal 500 y como una de las principales estrategas de propiedad intelectual por IAM Strategy 300.

Los principales retos que enfrentamos las abogadas en México son escalar en las estructuras jerárquicas de las firmas legales u organizaciones y lograr permanecer en ellas. Históricamente las mujeres hemos ocupado un lugar secundario, con derechos limitados, hemos sido excluidas de posiciones jerárquicas en lo profesional, académico, político y religioso. Esto se debe en gran parte a los atavismos sociales y culturales que se nos han impuesto, tanto a hombres como a mujeres, con los cuales se encasilla y predetermina erróneamente nuestro comportamiento en los ámbitos personal y profesional. Además, se ha cultivado culturalmente una relación de suprasubordinación, obediencia, sumisión y abnegación. En México, la lucha contra la brecha de género ha sido larga. No debemos perder de vista que fue hasta 1953 cuando se consideró que las mujeres teníamos derecho a votar. 

Un indicador muy claro de esta desigualdad de género lo podemos ver cuando analizamos el número de socias en los despachos legales en México o de abogadas dirigiendo asociaciones en el gremio jurídico. Es sorprendente darnos cuenta cómo en pleno 2022 existe un gran porcentaje de firmas legales reconocidas en donde no hay una sola socia, lo que evidencia, entre otros vicios, retraso, desigualdad, segregación y falta de inclusión de las mujeres en la toma de decisiones. Esto se replica también en el sector público, en donde nunca hemos tenido una directora en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial o en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, por citar algunos ejemplos. 

Son muchos los factores que influyen en que abogadas talentosas, íntegras y con ganas de escalar en las organizaciones no permanezcan en sus puestos de trabajo o no logren permear en las posiciones de liderazgo, entre los que se encuentran la falta de políticas al interior de las organizaciones encaminadas a buscar la igualdad de género, tales como acciones afirmativas, tolerancia cero a la discriminación y al acoso laboral, igualdad salarial, posibilidad de crecimiento profesional, igualdad de oportunidades laborales, programas de maternidad y balance de vida, promoción del empoderamiento femenino, programas de mentoría, entre otros.

Desde cualquier posición en la que nos encontremos, las abogadas tenemos la gran responsabilidad de generar en nuestros entornos laborales ambientes más diversos e incluyentes. La sororidad debe incentivarse en el gremio jurídico, esto representa uno de los principales desafíos para acotar la brecha de género. Sin la solidaridad entre las mujeres resulta imposible romper los ciclos de exclusión. Adicionalmente, es necesario establecer políticas en pro de la inclusión, la creación de redes de apoyo entre mujeres dentro y fuera de su entorno laboral, la orientación y mentoría a abogadas más jóvenes en su crecimiento profesional y la búsqueda de abogados aliados. 

Tengo la fortuna de formar parte de la firma internacional Baker Mckenzie que cuenta con políticas sólidas sobre responsabilidad social, balance de vida y diversidad e inclusión, en las que se trabajan de manera permanente. Dentro de las iniciativas de la firma, contamos con un grupo de mujeres denominado Baker Women, el cual está conformado por socias, asociadas, pasantes, personal profesional administrativo, equipo de marketing y comunicación social de todas las oficinas de México.  Las mujeres que formamos parte de este grupo nos reunimos de forma periódica para discutir sobre los retos a los que nos enfrentamos en nuestro entorno laboral para generar y promover acciones específicas y contundentes con el fin de promover la diversidad e inclusión dentro de la firma. 

Dentro de las iniciativas recientes que hemos creado se encuentran los Gender Representation Principles (GRP), que consisten en una guía de principios y consideraciones para fomentar la inclusión de todas las mujeres, de cualquier área de la firma, en conferencias, reuniones, comunicaciones y pitches. Invito a todas las abogadas y abogados a que participen en iniciativas de diversidad e inclusión dentro de sus organizaciones, si no cuentan con ellas, que trabajen para generarlas y promoverlas. Esto significaría dar el primer paso para cerrar el largo camino de garantizar la igualdad de género, en beneficio de la sociedad y de sus organizaciones.